REFLEXIÓN DEL DÍA | La Verdadera Humildad - Smaily Rosario
Tu Historia Preferida - Podcast autorstwa Radio Ebenezer RD
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REFLEXIÓN DEL DÍA «Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo» (Filipenses 2:3). Sin duda, este es un versículo muy fácil para memorizar y recitar, pero es posible que para muchos sea difícil de aceptar y aplicar. No podemos negar que estamos sumergidos en el siglo del individualismo; donde cada día crece la tendencia a pensar y obrar con independencia de los demás, o sin sujetarse a normas generales; algo que está afectando la vida de algunos creyentes. En el mismo primer siglo, Pablo instaba a los creyentes a no dejarse arrastrar por el orgullo y el individualismo. En palabras simples, él dice a los Filipenses que una verdadera muestra de humildad se refleja estimando a los demás como superiores a uno mismo. Quizás esto se vea natural cuando estamos frente a una autoridad civil, un empleador o hasta de un influencer, pero la Biblia dice «a los demás»; allí se incluyen personas que consideras no están en tu misma condición. Realmente, ver a los demás como «mejores» (NTV) es un golpe duro al fomento de la autoestima alta; aunque no afectaría en nada nuestro sentido de valor por uno mismo, sino que nos permitiría amar al prójimo como se supone que nos amamos a nosotros mismos. La verdadera humildad no es señal de debilidad, de timidez, de temor, de alguna condición social (hay pobres que son más orgullosos que ricos), ni tampoco es repetir continuamente: «Soy humilde» o «tengo una humilde opinión», más bien es la actitud de un corazón libre de egoísmo, sobre todo, guiado por el Espíritu Santo. Si en algún momento te has dado cuenta que tienes muchas virtudes o privilegios, no tengas un más alto concepto de ti, sino ponlo al servicio de los demás para la gloria de Dios. Romanos 15:1 dice: «Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos.» Una vez más se pone el énfasis en sacrificar nuestros intereses, y aún nuestros privilegios para soportar a los demás. Cuando nuestra intención es ser privilegiados y ganarnos el favor de la gente, ya tenemos nuestra recompensa y ponemos en duda si realmente somos siervos de Cristo: «Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.» (Gálatas 1:10). Examinémonos a nosotros mismos y evaluemos nuestras intenciones, porque «Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes» (Santiago 4:6). Cambiemos nuestra manera de pensar, entendiendo que no somos del mundo y que nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo (Filipenses 3:20). Así vivieron los auténticos apóstoles de Jesucristo y así el Señor espera que vivamos en nuestra propia generación. PIENSA EN ESTO ¿Qué tan fácil se pierde la humildad? RECUERDA ESTO Jesús dijo: «… aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón…» (Mateo 11:29) _Smaily Rosario_ https://youtu.be/KKKMOBEqHOQ